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lunes, 3 de diciembre de 2007

Que leen los asesinos?

Muchas veces, determinados libros son acusados de ser los causantes de los asesinatos cometidos por sus obsesivos lectores.
Nada más equivocado, si se tiene en cuenta que muchas de las obras que se encuentran en las casas de asesinos seriales, son leídas por millones de personas, sin sufrir alteraciones de personalidad.
Aquí esta un breve recorrido, más curioso que revelador, sobre cuáles eran los hábitos de lectura de un puñado de destacados asesinos que llenaron las secciones policiales de los diarios con sus crímenes.

Charles Manson.

Serial killer de culto, que aun permanece encerrado en una prisión de máxima seguridad.
Líder de un clan compuesto por un grupo de jóvenes que lo obedecían ciegamente, en plena explosión psicodélica de los sesentas, fue el ideólogo de una serie de asesinatos rituales que incluyeron a Sharon Tate, por entonces, esposa del director de cine Roman Polanski.
Durante muchos años, Manson leyó y releyó la extensa novela de Robert Heinlein, Forastero en tierra extraña, que relata los pormenores de un ser extraterrestre visitando la Tierra. El libro, que pinta con vivacidad la cultura hippie, es también un compendio de ideas políticamente incorrectas. Racismo, fascismo, machismo, se disparan sin complejos ni dilemas morales desde sus páginas. Mucho de lo vertido en Forastero..., fue acopiado por Manson en su retorcida mente, y de alguna manera, se transformó en el personaje.





Él también llega a California como un ser extraño y se convierte en líder de su propio culto, al que predica su doctrina particular. Mas allá de las influencias sobre Manson que tuvo la novela, se trata de una obra de interesante que, a pesar de su ideología, se anima a profetizar una serie de profundos cambios en las relaciones humanas para la segunda mitad del siglo.

Paul Bernardo

Poco conocido por aquí, pero tan famoso en su país natal como para generar una película,Paul Bernardo,el asesino serial canadiense, es casi un compendio de perversiones.
Su concepción fue el resultado de una aventura de su madre mientras estaba casada. Su padrastro, le dio su apellido para evitar la condena social, pero era a la vez, un pedófilo que terminó en la cárcel y Paul sufrió el hostigamiento y el rechazo de sus compañeros de escuela.

Al convertirse en adolescente, comenzó a sentir un deseo de matar que lo perseguía todo el tiempo. Hasta que conoció a una chica llamada Karla, con la que empezó a salir.

Desde la primera cita, Paul la agredió físicamente y, con el transcurso de los meses, la relación se hizo más y más violenta. Abusaba de ella y la llamaba “su esclava sexual”.
Karla, se sentía atraída por Paul y se prestaba con gusto a este juego perverso de ser sometida y golpeada. Sin duda, eran el uno para el otro.

La feliz pareja se casó en 1990 y allí empezó lo peor. Paul empezó, con la ayuda de Karla, a secuestrar jóvenes, las que violaba y asesinaba mientras su esposa lo filmaba. Luego se divertían viendo los videos que guardaban en su casa y que, luego, se usaron como evidencia durante el juicio.
Para confirmar su lealtad, una Navidad, Karla le “entrego” a su propia hermana, como regalo. La lista de atrocidades continúa, pero centrémonos en el libro preferido de Paul Bernardo, que era la polémica novela de Bret Easton Ellis,American Psycho.







Cuando Ellis le llevó el manuscrito a sus habituales editores, éstos lo rechazaron por su contenido de sexo y violencia. Era cierto, el argumento era una galería de sádicos asesinatos y torturas cometidos por un yuppie llamado Patrick Bateman.
Rodeado de un mundo superficial y glamoroso, el frío ejecutivo comenzaba asesinando mendigos, luego se dedicaba a prostitutas y, finalmente, hacía lo propio con sus amigos y colegas.

El libro que fue un éxito de ventas; provocó también una ola de protestas, sobretodo, por grupos feministas que lo consideraban “vergonzosamente misógino”.
En uno de los pasajes de la novela, se describe como Bateman decapita a una mujer, y luego utiliza la cabeza para practicar sexo oral.
En otro, lleno de detalles escabrosos, se explica como el psicópata introduce una rata viva dentro de la vagina de una joven amordazada.
Con estos detalles, es fácil entender porque Paul Bernardo atesoraba esa novela en su mesita de luz y le dedicaba atentas lecturas, como si se tratara de su Biblia personal.





El guardián en el centeno de J D Salinger, suele aparecer en las bibliotecas de las personas con tendencias asesinas. Este clásico sobre la perdida de la inocencia en la adolescencia, suele ser una lectura muy frecuente en las universidades americanas. Su lenguaje fue motivo de censura y controversia en su momento (fue editada por primera vez en 1951), pero ahora, suele ser considerada como la mejor obra de un escritor talentoso y extraño como Salinger, quien vive recluído hace años.

John Hinckley Jr, más conocido como el hombre que intentó asesinar al presidente Ronald Reagan en 1981, fue un verdadero fanático de este libro, el cual leyó muchas veces antes y después de ser encerrado.
Asimismo, Mark David Chapman, quien asesinó a John Lennon en la ciudad de Nueva York, tenía encima una copia del libro, al momento de acabar con la vida del ex Beatle frente al famoso edificio Dakota.





Una novela policial muy inspiradora suele ser El Coleccionista, de John Fowles; sobretodo, entre los psicópatas perversos que suelen secuestrar a sus víctimas con fines sexuales.
El libro, cuenta la historia de un tímido y antisocial empleado, que gana un premio en la lotería y al no tener la necesidad de trabajar, idea el plan para secuestrar a una chica de la cual está enamorado.
Así, la novela funciona como una especie de manual del buen secuestrador, porque explica cada detalle a tener en cuenta si alguien quiere mantener una persona oculta en su casa sin que nadie lo note.
Muchos casos de secuestradores que terminaron matando a sus víctimas, confesaron haber sacado muchas ideas del libro.

Jeffrey Dahmer

Un caso espeluznante del llamado Carnicero de Milwaukee,quien no sólo asesinaba a sus víctimas, sino que se las comía.
Pero en su tiempo libre, a Dahmer, como a tantas personas en todo el mundo, le gustaban las aventuras de Frodo. Por eso, mientras los miembros amputados se iban cocinando, él leía entusiasmado: El Señor de los Anillos



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