La historia es la siguiente: Ángel Pantoja fue encontrado muerto bajo un puente en la ciudad de San Juan (Puerto Rico). Uno de sus deseos era asistir a su propio funeral; y dicho y hecho, se le sometió a un proceso de embalsamamiento especial para que aguantara de pie y se acondicionó la casa de su madre para “acogerle” durante los tres días que duraría el funeral.
Sí, habéis oído bien: Ángel estuvo recibiendo el último adiós y los respetos de familiares y amigos de pie, en la casa de su madre, embalsamado durante tres días completos antes de recibir sepultura.
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