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miércoles, 14 de mayo de 2008

Primera modificación genética de un embrión humano

El pasado otoño, durante el congreso anual de la Sociedad
Americana de Medicina Reproductiva, un equipo de la universidad
neoyorquina de Cornell presentó a los asistentes una investigación
centrada en el que con toda probabilidad sea el primer embrión
humano modificado genéticamente de la historia.

La noticia, sin embargo, ha pasado inadvertida hasta este fin de
semana, cuando el «Sunday Times» de Londres reveló la existencia
de ese trabajo científico, cuyo contenido y métodos se criticaban en un informe del gobierno británico sobre técnicas reproductivas.

Y a partir de ahí se ha desatado la polémica. De un lado, las críticas de quienes consideran esa clase de investigaciones como el primer paso hacia los «bebés a la carta». Es decir, la posibilidad de modificar genéticamente los embriones para tener hijos con determinadas características, tanto físicas como mentales.

De otro, los que defienden la utilidad de esta clase de investigaciones en la lucha contra numerosas enfermedades, que podrían empezar así a combatirse desde sus fases iniciales.

UN GEN FLUORESCENTE

En concreto, los científicos de Cornell colocaron en una célula
embrionaria un gen que hace que las células brillen en la oscuridad. De forma que el embrión modificado llevaba tres juegos de cromosomas en lugar de dos. Se trataba de comprobar si las células, al dividirse, eran capaces de transmitir esa información genética a las células hijas. De hecho, eso fue exactamente lo que ocurrió. Después de dividirse durante tres días, todas las células del embrión brillaban.

El doctor Zev Rosenwaks, uno de los participantes en la investigación dirigida por el biólogo Nikica Zaninovic, ha asegurado que el único objetivo era comprobar si, efectivamente, el marcador fluorescente incluido de forma artificial era capaz de ser «heredado» por las células hijas, permitiendo así el seguimiento de los cambios genéticos ocurridos tras cada división. Una característica que, de demostrarse, podría aplicarse de inmediato al modo en que se transmiten muchas
enfermedades.

Pero ni eso, ni las garantías de haber actuado dentro de la legalidad, ni el hecho de que los embriones fueron destruidos después de cinco días, ha conseguido detener las críticas, ya que la misma técnica podría perfectamente ser utilizada por otros para crear niños con genes modificados para ser más inteligentes, más altos o más atléticos. Una vía para la creación de «bebés de diseño».

Esas prácticas, además, convertirían a los niños en objetos de
consumo, hechos «a medida» para sus padres, y contribuirían
también a crear una nueva forma de desigualdad, en la que los más
ricos podrían dar a sus hijos una ventaja genética sobre los demás.

Fuente: http://www.madrimasd.org/informacionidi/noticias/noticia.asp?id=34518&origen=notiweb

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