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martes, 29 de abril de 2008

Su marido cambió de sexo... y siguen juntos



Los Brunner son una pareja que se ve como cualquier otra: piden lo mismo en restaurantes, llevan a sus hijos a sus clases de deportes y se ríen si el perro lame la cara de sus invitados. Pero no son exactamente los mismos que aparecen en el acta de matrimonio de 1980. Donald Brunner era el novio y Frances Gottschalk, la novia; pero una operación de cambio de sexo transformó a Donald en Denise.

Desde 2005, cuando fue la cirugía, Fran siguió siendo su esposa, y la pareja tramitó una constancia nueva, que dice Denise al lado de la casilla de novio, por falta de opciones.

Massachusetts es el único estado que legaliza la unión entre personas del mismo sexo, pero ahora los Brunner son dos mujeres casadas en New Jersey, donde se debate si estas parejas deben tener los mismos derechos y beneficios. Denise y Fran dicen que no les importa la unión civil, consideran que eso degrada sus vínculos. No les preocupa el estatus.

Por su parte, Julie A. Greenberg, profesora de la escuela de derecho Thomas Jefferson, en San Diego, dice que matrimonios como el de los Brunner no se toman en cuenta por las autoridades, porque los estados conservadores no reconocen el cambio de sexo y los más liberales (como New Jersey) no quieren parecer hostiles con ellos.

Los abogados de Christie Lee Littleton (quien decidió convertirse en mujer) demandaron a los doctores de su marido por negligencia y subrayaron los confusos términos legales:

“La conclusión lógica de este asunto es que, en San Antonio, Texas, Christie es mujer y su matrimonio es inválido; si se va a Houston, en el mismo estado, ella es mujer y es viuda; pero si se va a Ohio, ella es mujer otra vez y no puede casarse con alguien de su mismo sexo; pero si se va a New Jersey, se puede casar con un hombre.”

“Tal cual naces, eso eres. Es como si alguien se hiciera una operación para verse como Marilyn Monroe, pero no es Marilyn Monroe”, dijo Mathew Staver, del Consejo de la Libertad, un organismo de Florida.

Para los hijos de los Brunner las cosas no fueron sencillas. Jessica, la mayor, se preocupó por un posible divorcio, pero sospechó cuando su padre le recomendó un salón de belleza.

Scout, de 14, sólo dijo: “chido”; y Alyssa, de 12, lloró porque quería un papá normal.

Fuente: http://www.exonline.com.mx//XStatic/excelsior/template/content.aspx?se=nota&id=203729

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