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viernes, 4 de abril de 2008

La Bombonera con fantasmas

Club de fantasmas:

La Bombonera sigue agigantando su mito: quienes trabajan en ella dicen que, de noche, hay algunas apariciones extrañas. Entrá a conocer el espíritu de Boca. Si te animás...

¿Qué es un fantasma? Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres. James Joyce.

Son las 9 de la noche en La Boca. Oscar Verna acaba de terminar con el mantenimiento de las máquinas de café. Mientras camina por el primer piso de la Bombonera, escucha, marciales, los pasos de la hinchada bajando las escaleras en un repiquetear conocido. Cuando llega a la planta baja, se asoma a la puerta 18. Sólo hay silencio y oscuridad, como corresponde a un día común de semana en el que no hay partido. Oscar sale corriendo sin poder controlar el vello que se le eriza. No se queda a escuchar esos pasos de nadie que vuelven a resonar en el hueco.

Hay muchas historias como ésta, escalofriantes, que algunos creen y otros se toman a risa. Historias que contradicen la publicidad y que dan cuenta de que la Bombonera, de noche, no late: tiembla. En su mayoría, las cuentan empleados del club o de la compañía de seguridad, que se niegan a dar sus nombres por miedo a consecuencias algo más terrenales (el despido). Otros relatos los acercan colaboradores externos, gente como Oscar (Café Café, amigo del Coco Basile, protagonista de la historia del comienzo): "Para mí hay algo especial en la Bombonera. Yo la viví, no me la contaron", remarca. ¿Más? Claro, hay mucho más.

Durante la madrugada, en las recorridas de rutina y cuando las luces están apagadas, "se escuchan ruidos que llegan desde la bandeja que utiliza La Doce, se observan sombras movilizándose a toda velocidad y en distintas direcciones", según el testimonio de un vigilador.

-¿Observan personas o imágenes?

-Personas e imágenes que se van desdibujando. Es muy extraño, pero sucede.

-¿No serán ladrones?

-No, no, hay presencias que se repiten. Algunos muchachos no se la bancaron y renunciaron, pero dejame... Yo prefiero "esto" y no que haya ladrones.

Esto, dice el vigilador. ¿Qué es esto? "Son entes, duendes, fantasmitas", los define Ricardo Pacuta, parapsicólogo. "Algo bastante más común de lo que todos suponen", aclara. Para Pacuta, mucho contribuye el hecho de que cada tanto se dispersen, en el césped de la mismísima Bombonera, las cenizas de socios muertos a los que se les cumple esa última voluntad. Ahora bien, ¿qué es un fantasma? "Supuestos espíritus o almas desencarnadas que se manifiestan entre los vivos de forma perceptible", según el diccionario.

Es por ellos que Federico Retore, utilero del equipo de básquet, ya no va más tres horas antes de los partidos: "Lo peor me pasó una noche que llegué a las 11 para preparar la ropa de los muchachos porque a las 2 nos íbamos a Sunchales y a Paraná. Salí a fumar un cigarrillo y afuera vi a un hombre alto, de traje gris. Era de tez blanca pero no alcancé a distinguir sus facciones. Ni me di vuelta para entrar y el tipo había desaparecido. Los muchachos me dicen que, por la descripción que les di, puede ser el utilero anterior, el Tarija Fernández". El Tarija Fernández era, efectivamente, el anterior utilero. Y murió hace un tiempo en un baño de Casa Amarilla.

Retore también se acuerda del día en que escuchó pelotazos en el gimnasio y ruido de mancuernas chocando con el piso. Eran sonidos sin una imagen que los acompañara. Nadie estaba jugando al básquet, nadie estaba haciendo fierros.

Entre las muchas historias, hay personajes que se repiten en varios relatos: un hombre de camisa blanca que está sentado en las butacas del sector L de la Bombonera, una mujer vestida de novia y un chico que viste bermudas, zapatillas blancas y remera azul. "Al hombre de la camisa, un día llegamos a acorralarlo. Fuimos con los muchachos por distintos sectores, y... Fue increíble, se esfumó. Lo veíamos, lo veíamos bien cerca y en un momento no lo vimos más. Desapareció", dice otro de los muchachos de seguridad.

-¿Esto pasa siempre?

-No, en general aparecen en la madrugada, cuando no hay gente y sí mucho silencio.

-¿Qué es lo más común?

-Luces que se encienden en distintos sectores. Después de la recorrida final, se apagan todas las luces. Pero de repente se pueden encender las del vestuario de Primera e incluso las de los baños.
En la Bombonerita, se abren puertas que estaban cerradas con llave. Lo primero que uno piensa es que se trata de una broma de un compañero, pero la verdad, ¿quién puede tener ganas de molestar a las tres de la mañana y con un puesto por cubrir?

-¿Vos viste algo?

-No me hace falta. Yo soy muy creyente. Allá en el Norte, de donde vengo, esto es común. Son almas en pena, buscan que no se las olvide. Por eso, yo rezo por ellos. Sí. Cada tanto les rezo un Padrenuestro.

Que el Panadero tire talco...

Según un Xeneize, aquella lejana noche (negra, de presagios), vs. Cruz Azul en la Bombonera, se nubló la tele, bailaron sombras en la pantalla y un amigo dijo: "Hace fantasma". El tipo lo negó, inquieto. "No, es el contraste, la perilla de lluvia". "Son fantasmas", sentenció implacable el otro. Se esfumó la rara visión, volvió la imagen y Boca perdió. El hincha no vio más partidos nocturnos de Boca; y ni hablar de ir a la cancha. "Me da cosa", dice. Bien, ¿qué pasa en la calle Brandsen? Algunos creen en un verso, un valor agregado para turistas que van a la Bombonera. Visita guiada con relatos fantasmales termina de fascinar a cualquier alemán. Igual, el clima esotérico nunca fue ajeno al fútbol. En Racing, por caso, vive el fantasma del descenso. Vélez tuvo al Fantasma Benito y River al Fantasma Daniel Onega, de súbita aparición en el área. Y volvamos a La Boca. Una noche, otro hincha fue quedando solo en la tribuna, meditando entre ráfagas de viento sobre un partido de ésos que "no sé cómo perdimos". De golpe se le acercó una visión, pareció envolverlo y luego se alejó fugaz. Entre temeroso e intrigado, corrió tras la extraña figura, que volaba entre las sombras. En la calle había un patrullero. "Es un punga", le dijeron. Yo no creo en los pungas, pero que los hay...


Fuente: http://www.ole.clarin.com/notas/2008/04/04/futbollocal/01643222.html

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