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martes, 6 de noviembre de 2007

Masonería - antisemitas - Protocolos de los Sabios de Sión

De acuerdo con muchas investigaciones, muchos siglos han pasado en la que se ha evidenciado comportamientos antisemitas (contra los judíos) y contra organizaciones que cuestionan los dogmas religiosos del Vaticano, como la masonería, los rosacruces y otras que supuestamente son “secretas” (utilizo comillas porque hoy en día, nada es secreto con internet).

En el occidente europeo y el continente americano, la corriente antisemita se ha basado en dos grandes grupos: el primero en la idea de una conspiración descrita en los Protocolos de los Sabios de Sión y la segunda a cargo especialmente de la estructura de Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

En estas breves líneas, se intentarán sintetizar los argumentos de ambas corrientes y analizar la pertinencia o no de sus posturas, ambas se concentran sobre un texto denominado “PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SIÓN”.

Los Protocolos de los Sabios de Sión, literatura que se encuentra disponible también en nuestro país, describe un plan macabro de la masonería judía para apoderarse del mundo, controlando los medios de información y todas las fuentes de financiamiento, enrolando “masones judíos” en todos los círculos de poder para un único fin: CONQUISTAR EL MUNDO. Es posible que esta breve descripción nos parezca sacada de una tira cómica (PINKY Y CEREBRO), sin embargo, este texto fue utilizado por los antisemitas en siglos pasados; cabe aclarar que las corrientes antisemitas se fueron evidenciando mucho antes que aparezca este texto.

Durante el periodo de la ilustración, los libre pensadores a través de grandes conquistas como la Revolución Francesa y la Americana incomodaban a la realeza y también a la estructura de la Iglesia que apenas estaba saliendo de aquel periodo oscuro como fue la “Santa Inquisición”. En esta coyuntura, los reyes e importantes clérigos veían con preocupación que el poder vaya tomando fuerza en manos de los pueblos, perdiendo ellos su vigencia y control.

Es por eso, que empezaron a aparecer varias obras que impactaron notoriamente en las personas de aquel tiempo, ya entrado el siglo 19. Podemos citar algunas:

Hermann Goedsche, que en 1868 escribió una novela bajo el seudónimo "Sir John Retcliffe", con el título Biarritz . En esta obra de ficción relata una escena macabra en el cementerio judío de Praga, donde una vez cada cien años se reúnen representantes de las 12 tribus de Israel con el demonio en persona, (caso extraño, puesto que sabemos históricamente que al menos 9 de las 12 tribus de Israel quedaron extintas).

En Francia, el escritor Gougenot des Mousseaux también hizo uso de este tema en, 1869, donde acusa a los judíos Cabalistas de estar tratando de apoderarse del mundo.

En la década de 1880, en Italia, el Papa Leo XIII estaba empeñado en una feroz lucha contra la Francmasonería italiana, auspiciando a padres Jesuitas quiénes publicaron: La Civiltá Cattolica, que consideraba perfectamente legítimo el desacreditar a la Francmasonería presentándola como parte de una conspiración mundial judía.

El Abate Chabauty, cura de San Andrés en Mirebeau, en Poitou, publicó en 1881 un volumen de más de 600 páginas, en que sostenía que Satanás, mediante la conspiración Judeo-Masónica, estaba preparando el camino para el Anticristo judío y la dominación del mundo por los judíos.

Monseñor León Meurin, Arzobispo de Port-Louis, Mauritius, 1893. Escribió el libro titulado “La Francmasonería: Sinagoga de Satán”. Donde además de citar un origen judío de la masonería, la relacionaba con ritos a favor de Satán.

El Padre Agustín Barruel en su “Memoria para Servir a la Historia del Jacobinismo”, acusó a los judíos y la Masonería de ser instrumental de la Revolución Francesa y de alterar el flujo natural de los gobiernos que están al servicio de los pueblos, relacionando a la masonería también con intereses judíos

Los Protocolos de los Sabios de Sión aparecieron por primera vez en 1905, en San Petersburgo, de la Rusia Imperial en el gobierno del Zar Nicolás II. El autor indicado en las primeras ediciones era Sergei Alexandrovich Nilus. Los protocolos sólo fueron incluidos como un apéndice en la segunda edición de su libro “Lo grande en lo pequeño”.

En las siguientes ediciones rusas que siguieron (1911, 1912, 1917 y 1919), Nilus ofrece distintas explicaciones de cómo el manuscrito de los Protocolos había llegado a sus manos, entre ellas de una mujer que robó la información a grandes autoridades de la masonería, otra que las había conseguido en Suiza y finalmente, que fueron las actas secretas del Primer Congreso Sionista de Basilea en 1897.

Aunque los líderes rusos ilustrados no creían realmente en la veracidad de los Protocolos, les resultaban útiles para fomentar el odio a los judíos.

Todas las fantasías e inventos de Nilus en los protocolos de los Sabios de Sión fueron diseminados en toda Europa generando corrientes antisemitas y antimasónicas a tal extremo que muchos fueron perseguidos y ejecutados.

En 1921, un miembro de la redacción del diario Times de Londres, Philip Graves, quien se encontraba entonces en Constantinopla, encontró una copia de un libro en francés titulado “Diálogos en los Infiernos entre Maquiavelo y Montesquieu”. El autor fue identificado como Maurice Joly, el texto era de 1864 más de treinta años antes de la primera edición de los Protocolos. En esta novela, Joly atacaba a Napoleón III. El resultado en ese entonces fue que Joly fue encerrado en prisión por quince meses.

Graves se dio cuenta inmediatamente del parecido extraordinario entre estos Diálogos y los Protocolos de Nilus. Había párrafos enteros que habían sido copiados literalmente.

Graves había hecho un descubrimiento de la mayor importancia. En tres largos artículos publicados en el Times de Londres de los días 16, 17 y 18 de agosto de 1921, reveló la verdad sobre la falsedad de los Protocolos. Graves demostró que Nilus había simplemente plagiado los Diálogos de Joly, cambiando el original y agregando material para servir a sus propósitos

A pesar que la Iglesia Católica no ha sobresalido por su afecto ni hacia los masones ni hacia los judíos, es un hecho notable que una de las revelaciones de la absoluta falsedad de los Protocolos fue escrita por el R.P. Pierre Charles quién publicó en enero de 1938 sus conclusiones contra los Protocolos. Cabe hacer notar, que el mundo se encontraba en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, los regímenes totalitarios de Hitler y Franco habían desencadenado una violenta campaña antisemita y antimasónica. Todos los que seguían el desarrollo de los acontecimientos se daban cuenta que la guerra era inevitable, y que el poder militar germano aplastaría a todos sus vecinos, incluyendo el país de residencia del R.V. Charles, Bélgica.

El Padre Charles tiene que haber sido un hombre de un coraje excepcional, integridad y amor al prójimo, para atreverse a publicar en esos momentos su refutación de los Protocolos. También sus superiores, que autorizaron la publicación, todos ellos demostraron un sentido de justicia y humanidad muy escaso en la Europa de esos años.

La historia la conocemos todos, millones de personas exterminadas en el más grande genocidio conocido en el siglo 20 y quizás de toda la historia de la humanidad.

Este libro se sigue vendiendo a pesar…a) que se ha demostrado que nunca existieron los sabios o ancianos de Sión, b) que el primer Congreso de Basilea planteó el retorno del pueblo israelí a tierra sagrada y no así la conquista del mundo, c) que existe incongruencia e inconsistencia en lo redactado con la realidad (por ejemplo, si existe una organización tan poderosa para planear la conquista del mundo, ¿cómo es que no puede evitar que la piratería peruana de libros siga imprimiendo estos libros?), d) que muchos párrafos fueron copiados de una novela de Joly y alimentada por la corriente antisemita y antimasónica de esa época, y e) muchas más.

Aún hoy y por alguna extraña razón, quizás sólo por un tema de lucro, los Protocolos de los Sabios de Sión, se siguen comercializando en la versión de Sergei Nilus, por lo que nosotros no podemos dejarla de lado y conocer cada vez más acerca de estos hechos pasados que han llevado luto y tristeza a pueblos de todo el mundo, no solamente al judío o a instituciones que no siguen los dogmas de la iglesia católica, apostólica y romana.

Saquemos nuestras propias conclusiones, literatura como ésta, abundan en nuestros mercados, tengamos el criterio para seleccionarla, lo curioso, es que la única forma de escoger literatura es leyéndola y tener el criterio para investigar más allá de lo escrito.

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